«Un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma». Así definió Churchill a Rusia, en 1939. Y así, salvando todas las distancias, podríamos describir las crisis que nos acechan. Una crisis sanitaria que ha inducido una feroz, profunda y brutalmente expansiva crisis económica, sobre el fondo de una crisis climática, que parece estar en el origen de la pandemia, y que nos aguarda, visiblemente agazapada, en nuestro horizonte próximo, cuando creamos que el acertijo se ha dejado descifrar y el misterio resulte estar aparente y parcialmente conjurado. Baste con decir que en unas pocas semanas el número de desempleados ha crecido más en Estados Unidos que durante los primeros cuatro años de la Gran Depresión de 1929, y que 2020 será el primer año de caída del PIB mundial desde la Segunda Guerra Mundial. Nos enfrentamos, por tanto, no a una más de las múltiples crisis económicas y sanitarias que han jalonado, desde sus orígenes, el siglo XXI, sino a un cambio de paradigma, a una crisis civilizatoria, con las armas de un mundo, el mundo en el que habíamos vivido hasta ahora, que ya es un mundo de ayer, obligado, a afrontar inaplazables cambios…
Continuar leyendo en el Diario Información
Manuel Palomar